El coordinador de los diputados de Morena en el Congreso del Estado, Cuauhtémoc Estrada Sotelo, consideró que ante la movilización de la oposición en contra de la reforma electoral, la cual sostiene una consigna falsa sobre la desaparición del INE, deben posicionarse respecto a varios puntos de interés público que intentan callar.
Contrario a lo que en la marcha plantearon, el diputado aclaró que no se propone la desaparición del Instituto Nacional Electoral, por el contrario, se trata de ampliar varias de sus facultades, e incluso fortalecer su actuación en las elecciones locales, con la desaparición de los OPLES.
Sin embargo, destacó que dentro de la reforma hay varios temas que los ciudadanos deben conocer, y de igual forma, los legisladores deben discutir de manera pública, como la disminución de prerrogativas a los partidos políticos, a los órganos electorales y la elección de consejeros y magistrados electorales.
“Están muy calladitos y no quieren pronunciarse sobre eso”, indicó el diputado morenista, al advertir que se busca que los consejeros del INE sean electos de forma democrática con voto popular, y no con acuerdos entre los partidos como actualmente está constituido por el PRI y el PAN.
En este sentido, Estrada Sotelo ironizó, al adelantar que de no aprobarse la reforma, en 2023 será Morena quien tome las riendas del INE, debido a la mayoría de representantes que se tienen en el Poder Legislativo, sin embargo se busca que sean los ciudadanos quienes tengan esa incidencia en el órgano electoral.
“En 2023, morena tendrá una gran oportunidad, por el número de escaños que tenemos, aun con eso, bien que tendremos y nos beneficiaría, optamos porque el consejo tenga una conformación distinta, el colmo es que el organismo que elige la democracia y que ordena quién será electo, diga que su consejo y sus consejeros no pueden ser elegidos democráticamente”.
Otro punto del cual dijo, la oposición deben pronunciarse, es sobre los recursos que reciben los partidos políticos, donde Morena plantea disminuir el gasto público excesivo que actualmente reciben, cuando no todos los años hay elecciones y cuando lo que reciben es con base a una formula que la supone una elección del 100 por ciento de los electores activos, cuando en realidad hay niveles altos de abstinencia.