Desplantes de poder no son provocaciones del presidente para mantener “ocupada” a la opinión pública, como algunos sugieren. Es el descaro absoluto de quien no conoce límites, desverguenza del tipo “si y qué, háganle como quieran, me da igual”.
Así pues, nombró a una persona que no tiene el perfil para ser ministra en la SCJN, lania batres, es grave él como sostiene a una persona que ni abogada es (plagio), yasmin esquivel mosca y ahora a un tipo que no cumple los requisitos para ser fiscal General de la CdMex a un tal ulises lara lópez.
(Aclaro que no puse mayúsculas porque ni esos merecen).
Está convencido que no ganó las elecciones para gobernar seis años, como limita la Constitución, piensa que llegó al poder con el designio divino de instaurar un nuevo régimen, sistema de gobierno al que bautizó “humanismo mexicano”, del que siente especial orgullo por que lo ve como la Revolución no cruenta del siglo XXI. La suya es una utopía pacífica que, repite, transforma sin quebrar un solo vidrio.
Me aterra pensar que su obstinada megalomanía buscando la trascendencia histórica lo llevaría hasta el punto de reventar la elección, si fracasa el proyecto de su candidata… Lalo Porras… ¡ya dije!…