POLITICA, POLITIQUERÍA Y GRILLA.
Por: Lalo Porras Ortiz.
(Ultraderecha vs Ultraizquierda, ¿es lo único qué hay?)
Cuando pierde valor la palabra del hombre, se pierde la esencia misma de lo humano.
Si se rompe la comunicación, ese convencionalismo entre los individuos, se pone en riesgo cualquier viso de acuerdo que tienda al progreso entre los hombres y las mujeres.
La sociedad alcanza sus planes, sus metas… sus sueños, a través de la unidad de todos sus individuos.
Desafortunadamente, hoy tengo la pena de informar a ustedes que surge la amenaza de ver interrumpido el sueño de las y los mexicanos por corregir el rumbo de su actual Gobierno, pues tendremos que conformarnos con el fracaso de sus políticas públicas.
La aspiración por un Gobierno integrado por las y los mejores, a través de una alianza opositora y de una coalición seria, como lo es el Frente Amplio Por México, amenaza con desaparecer… sería uno más de esos hermosos sueños que nunca se podrán hacer realidad, en beneficio de sus habitantes.
El viejo afán de la plutocracia, por hacer prevalecer sus caprichos, por encima de las necesidades reales del país, ha aparecido de nuevo y ha hecho, esta vez, que la dirigencia nacional del PAN haya optado por retirar de la contienda interna para elegir a la nominada a la Presidencia de la República en 2024, al abogado Santiago Creel para dejar cínicamente, sin ambages y sin miramiento alguno a su favorita en el proceso: a Xóchitl Gálvez; para que ella pueda capitalizar –con riesgo de fractura interna en el PAN- el voto duro de ese partido, más el del antipriísmo histórico.
Es indiscutible que hay un miedo monumental que les provoca la presencia de Beatriz Paredes Rangel en el final del proceso interno, dado el crecimiento exponencial que ha logrado en los últimos días, como evidencia en las últimas horas la encuesta oficial realizada en las viviendas mexicanas, en la que el sondeo registró un empate técnico, con apenas 3 puntos arriba la hidalguense frente a Paredes Rangel.
Porque infinidad de personas saben que Beatriz, es congruente entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace.
Y no tiene ningún miramiento cuando de decir la verdad se trata.
A Beatriz no la maniata ningún compromiso con miembro alguno de la plutocracia de este país.
A ellos los respeta, los atiende, los considera, les da su lugar, como a cualquier otro miembro de cualquier estrato de la sociedad mexicana… pero no se deja manipular por interés particular alguno.
Porque en su larga carrera como activista social, servidora pública, legisladora, diplomática y dirigente política, en ningún momento ha sido patrocinada o impulsada por magnate industrial o financiero alguno.
Ella es un exitoso producto de la educación pública de este país.
Sus estudios fueron costeados por el propio pueblo de México y es hacia este donde ella ha volcado sus gestiones y beneficios a lo largo de su vida pública.
Porque a Beatriz Paredes la han impulsado desde sus orígenes en la política, los campesinos de su estado natal; los maestros rurales, los habitantes de todos los estratos sociales de su entidad y los políticos de visión y de ideas avanzadas, reafirmando con ello su vocación de demócrata, cuando ha sido autoridad en el Gobierno, como fue el caso de Tlaxcala.
Confirmando además, su compromiso con el principio de igualdad de todos los individuos ante la Ley, consagradas en los artículos 1, 4 y 17 de la Constitución de la República y particularmente del 1 y el 24 de la Convención Americana de los Derechos Humanos: “Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia todas tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley”.
Las y los mexicanos tenemos los mismos derechos… y obligaciones.
Hoy día en nuestro país, ahí estriba el principal problema político: este presidente que tenemos se ha dedicado a dar servicio solo a sus seguidores y a ignorar a quienes no estamos de acuerdo con él; se ha concentrado eficazmente a ignorar y a agredir, solapando a los que actúan fuera y en contra de la ley… sin atender a quienes no compartimos su ideología; se ha esmerado por enfrentar en el país a hermanos con hermanos, a padres e hijos, a ricos y pobres, a blancos e indígenas, a buenos y malos, a “fifíes” contra “chairos”, a los del norte contra los del sur… en fin.
Con el vestuario aparente de sociedad civil organizada y “apartidista”, respaldada por la ínfima presencia del PRD y de vergonzantes exlíderes como Guadalupe Acosta Naranjo, aquella plutocracia de unos cuantos, que está detrás de Xóchitl Gálvez y del Frente Amplio Por México en términos reales, encabezada en apariencia por Claudio X. González, pero con evidentes y poderosos financiamientos, debe recordar nítidamente que han sido más las administraciones de centro –centroizquierda y centroderecha del PRI- con las que han trabajado armónicamente, sin tantas desaveniencias como con la actual o con los erráticos desplantes de Vicente Fox en su momento.
Con esas tendencias se fundaron y desarrollaron la mayoría de las instituciones de México; se consolidaron los sistemas de coordinación interinstitucional para lograr las metas del desarrollo a lo largo del tiempo.
Con esas inclinaciones ideológicas, se forjó el “milagro” del desarrollo estabilizador, imposible de igualar siquiera en los últimos tiempos.
Con el PRI se ha profesionalizado la actividad política y se ha dado “a Dios lo que es de Dios… y al César lo que es del César”.
Y se lograron avances democráticos reformadores que permitieron a las minorías acceder al poder… Beatriz Paredes Rangel, es pues, el antídoto idóneo para cualquier forma de extremismo político; de derecha o de izquierda, pues su pensamiento se sustenta en el Nacionalismo Revolucionario y la Rectoría de Estado con economía mixta, en el Estado de Derecho y en una sólida socialdemocracia en busca de la tercera vía para México, alejada de los estragos del neoliberalismo y del populismo atroces… porque los ultraderechistas y los de la “izquierda radical”, hoy lo estamos viendo, como reza “la ley de la tortilla” en aritmética: los extremos siempre terminan por asociarse entre sí… porque son iguales de irracionales.
Es la política centro izquierdista moderada, seria, profesional, que necesita el país en este momento como la mejor opción frente a la esquizofrenia política.
A Beatriz se le señala por sus detractores hoy, de personificar al priísmo; ese es su “gran pecado” y de llevar la losa del desprestigio del PRI sobre sus espaldas, situación que no niega y que asume por su honradez y su verticalidad ideológica y política y porque pretende precisamente lavar la suciedad de ese partido como lo hizo cuando lo dirigió a nivel nacional.
También se le conoce por ser una estadista brillante y por no tener “cola que le pisen”.
Se le tiene coraje por no ser el clásico político, varón o mujer, entreguista, chicharronera, manirrota, fanfarrona, frívola, descuidada, desatenta, altanera y corrupta…errática al dar la mínima declaración pública; pero eso sí, esta gran exponente política es reconocida por sus firmes convicciones, por su visión y por su madurez que de triunfar, la llevarán a impulsar a México hacia estadios superiores en el contexto mundial.
No es el pueblo el que quiere ver metido en la política al ‘Piporro’ dando tumbos; ni a ‘Chelelo’ ni a Cantinflas… es un muy selecto grupo de plutócratas que, a la manera de un “Big Brother” plenipotenciario, quieren imponernos no solo al “mono” o a la “mona” que nos gobierne… sino también los estilos de gobierno, las políticas públicas y el gabinete… a su gusto; por eso están impulsando a Xóchitl Gálvez, tan abiertamente como lo han dicho Marko Cortés, Santiago Creel y Acosta Naranjo, porque la consideran la más débil, ignorante, influenciable y manejable, por los intereses económicos nacionales y extranjeros, con el argumento de que lo más importante es “ganar la elección a Morena”, diciendo que una vez ganando el 2024… lo demás es lo de menos.
Estos dueños de la economía nacional, pretenden apropiarse de la política, del Gobierno y del Estado mexicano mismo… pretenden ser los dramaturgos de la política contemporánea: dictar el guión, escoger el reparto… y además, dirigir la obra.
En estos últimos señalamientos, no podemos ignorar también el papel imprudencial e intencional del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien deliberadamente ha engrandecido e inflado la figura de Xóchitl Gálvez, con sus diatribas y sus ataques en sus conferencias mañaneras desde Palacio Nacional; y ella, muy a su estilo contestatario, rebelde, valiente y protagónico, ha hecho lo suyo con habilidad y ha logrado una innegable penetración en ciertas esferas de la sociedad mexicana clasemediera que, cuestiona y critica en privado, pero que no se atreve a hacer públicas sus críticas y sus reclamos, como Xóchitl Gálvez sí lo hace… y lo hace bien.
Por su parte, a Beatriz Paredes se le tiene envidia por su innegable inteligencia emocional y su temple para afrontar las grandes crisis institucionales, como lo ha demostrado al dirigir su partido en momentos de verdadera tempestad y haber salido airosa en el concierto de la historia.
A Paredes Rangel la supusieron y la querían muerta, fuera de toda competencia… pero la terca realidad se impuso y ahí la tienen; más viva, saludable y vigente que nunca; superando el quebranto temporal que le generó una fractura en el tobillo derecho, causada por un accidente automovilístico.
Ella es una mujer incansable, que de día y de noche piensa en el mejoramiento de México; y está consciente y preparada para el gran momento histórico que les espera a las mujeres para gobernar este país.
Ya lo dijo Bertholt Brecht: “Grandes son los que luchan toda su vida”.
Veremos qué hacen, los militantes y simpatizantes del PRI, los panistas que no aceptan a Xóchitl Gálvez, los perredistas que no se dejan manejar por Jesús Ortega, los ciudadanos militantes sin partido y los seguidores auténticos del raciocinio político y la madurez de Beatriz Paredes frente a los seguidores fanatizados de Xóchitl Gálvez, en el elogio de su rebeldía frente a AMLO, atributo que la ha hecho subir en las encuestas.
Pero lo más importante, es el futuro de México y para garantizarlo, ciertamente hay que ganarle a Morena en el 2024, pero también integrar un gran Gobierno y preservar una nueva mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
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